viernes, 2 de octubre de 2015

Tarde épica de López Simón

Madrid, segunda de la Feria de Otoño. Tarde de expectación y en lo ganadero fue de decepción, pero hubo un torero que cambió el ánimo de los aficionados que se dieron cita y
A hombros López Simón
por poco llenaron la plaza, un torero que echó la moneda y se revistió de gloria. Tarde épica la de López Simón que hoy abrió la puerta grande y la de la enfermería. El cartel por demás atractivo anunciaba a Diego Urdiales y a López Simón en un mano a mano con toros de El Puerto de San Lorenzo. Corrida seria bien presentada, pero nula de casta, mansa y complicada.


Los toros:

Descastado y deslucido el primero, manso complicado el segundo, descastado y complicado el tercero, descastado complicado y falto de fuerzas cuarto, manso huidizo el quinto (bis) de Valdefresno, y un sexto que se partió la mano.

Los Toreros:
Diego Urdiales, de tabaco y oro, silencio, ovación y silencio.
López Simón, de purísima y oro, oreja, oreja y silencio.
Diego Urdiales solo pudo mostrar detalles de su tauromaquia. A su primero lo lanceó a la Verónica cargando la suerte, ganándole pasos y llevándose el toro a los medios que embiste con franqueza. El inicio de faena, fiel a su concepto de torero clásico es por bajos con mucha torería. Se viene a menos el del Puerto y saca a relucir su escasa casta, protesta los muletazos y sosea. Mata de una media caída después de varios pinchazos.
Su segundo es distraído de salida y sale suelto del capote, el que toma echando las manos por delante. Estuvo muy firme el riojano aguantando las embestidas descompuestas de otro toro escaso de casta.
Su tercero se corrió en cuarto lugar, ante la obligatoriedad de correr turno por percance de López Simón. El toro sale abanto acusando falta de fuerza, se resiente de la pata derecha y es devuelto a los corrales. El sobrero es de Valdefresno que de salida toma bien el capote, pero se queda corto. Poco que decir del comportamiento del toro en el caballo y del tercio de varas. El del Puerto aprieta por el derecho y sufre Urdiales un pitonazo en la rodilla sin consecuencias. Sin opciones Urdiales con un toro falto de todo al que mató de una entera.

López Simón puso la emoción que no tuvieron los toros. No es exagerado decir que estamos frente a un figurón del toreo. Toreros como él hacen grande la fiesta. Tres palabras para definir su tauromaquia: Pureza, verdad y valor. Las dos primeras para ponerse en el sitio donde embisten los toros, pero también donde pegan cornadas, para darles a ellos siempre las ventajas, para no aliviarse, exponer y jugarse la vida; y valor estoico para expresarse y resolver en la cara del toro. Hoy entre el valor y la temeridad después de pasar por la enfermería tras una cornada decidió por cuenta propia, y ante la negativa de los médicos, volver al ruedo a matar los dos toros que le quedaban antes de ser operado.
A su primero un manso con complicaciones le cortó una oreja. De salida apretó en el capote y se revuelve pronto por lo que en la muleta lo llevó muy despacio, con mucho temple buscando alargar su embestida. Repite las series, lo embarca en la muleta, pero el toro aprieta y lo empitona de la parte posterior del muslo. Continúa su faena siempre bien colocado, mandando en la embestida del toro, al que mata de una entera después de un pinchazo. Se corre el turno y mata los dos últimos después de salir de la enfermería.
Su segundo sale abanto y rehúye los engaños y al caballo. En la muleta es protestón, pero a base de temple lo puede someter. El primer muletazo es dando el pecho para después quedarse en el sitio y ligar. A este lo mata en la suerte de recibir de una entera.
Con su tercero tuvo muy mala suerte, porque se partió la mano cuando iniciaba el trasteo con la muleta. En el capote no había mostrado grandes virtudes el toro, pero queda la duda de lo que hubiera podido hacer. Gran tarde de López Simón donde es sacado a hombros entre gritos de ¡torero! ¡torero!

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