miércoles, 24 de mayo de 2017

Una oreja para Talavante y palmas para Núñez del Cuvillo

Por: Fernando Farfán

24 de mayo de 2017. Plaza de Toros de Madrid. Decimocuarta corrida de feria. Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey colgaron el cartel de no hay billetes. Los acompañaba el francés Juan Bautista. La corrida ha sido la
más completa de lo que va del presente San Isidro. Seis toros desiguales de Núñez del Cuvillo, pero con la seriedad que una plaza de primera exige, y un púbico a la contra. Dentro de lo que es una ganadería comercial la que envió hoy Álvaro Núñez a Madrid ha sido una corrida dura. Hoy sus toros cumplieron en el caballo y tuvieron las complicaciones propias de la casta. Un calla bocas a los detractores del encaste Domecq.
Toro bravo y exigente fue el segundo. Un jabonero de bonita lámina que embestió con brios y nunca se entregó. Toro que no era fácil de someter, ni templar sus encastadas embestidas. El cuvillo se comía la muleta y pedía papeles, pero tuvo al frente un torero en todo el sentido de la palabra. Alejandro Talavante lo templó y lo llevó tan largo como pedía el toro. Firmeza absoluta del extremeño y valor al servicio del toreo que estuvo siempre en el sitio. El púbico frío no sopesó las condiciones del toro, ni aquilató la labor del torero que pinchó una faena de oreja que igual pudo ser concedida. La estocada al segundo intento quedó arriba. Toro encastado también fue el quinto. Sin probaturas Talavante lo empezó a torear por el izquierdo. Inicio accidentado sin acople. Otro toro con complicaciones que hizo por el torero empitonándolo de la rodilla. Hay herida sangrante, pero afloró la casta torera para volver a la cara del toro y continuar toreando por naturales con la figura encajada. Hay emoción gracias a un toro que lleva peligro y a un torero que le puede. Esta es la verdad del toreo, a la que Madrid hoy se rindió, y de estar a la contra se puso a favor. Estocada desprendida al encuentro para ver caer el pañuelo blanco. Segunda oreja de peso que corta Talavante en la feria.
Andrés Roca Rey no reeditó su triunfo en Sevilla. Su primer toro hizo cosas de bravo en el primer tercio encelándose bajo el peto y empujando con la cara abajo, pero desarrolló genio en la muleta y fue a menos. El inicio de muleta fue auspicioso por estatuarios rematados con un recorte muy torero. La primera tanda fue templada bajando mucho la mano. El toro después de ser probado por el izquierdo se descompuso llevándose las ilusiones, peor aún que la espada se fue a los bajos. Roca Rey salió a matar al sexto dispuesto a todo. El toro empujó en varas y la réplica al quite de Juan Bautista fue temeraria. Ni sus acostumbradas saltilleras cambiándole el viaje al toro, ni las gaoneras fueron lucidas por lo ajustadas que resultaron. El toreo debe emocionar y no causar pavor. Lo mismo se vivió en el inicio de faena doce casi es atropellado en el cambiado por la espalda. Toro que pudo ser de triunfo, pero se dañó de los cuartos traseros. No hubo más.
Los otros dos toros que quedan por reseñar fueron los de menos transmisión. El primero un manso que fue a más. Dormido en los primeros compases, pero despertó en la muleta. Y el cuarto tuvo clase, pero poca fuerza. Juan Bautista estuvo correcto con ambos. Al primero lo metió en el canasto a base de temple y llevarlo con suavidad. Faena inteligente y prolija con buenos pasajes a un toro sin clase, cuyas mayores virtudes fueron la fijeza y la repetición. Con el cuarto tuvo al púbico en contra. Madrid no le iba perdonar nada a Cuvillo. Fue el único que dobló las manos y no pararon de abuchear la faena. Una falta de respeto a un torero que le buscó las teclas al toro y no dejó de intentarlo. Con el capote estuvo variado. Quite por Crinolinas y otro qite vistoso en la réplica a Talavante.
Foto: Plaza de Toros de Las Ventas

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