lunes, 4 de diciembre de 2017

En Lima… Triunfo de Roca Rey y meritoria oreja de Rafael Serna

Por: Fernando Farfán
En tarde soleada y con un casi lleno en los tendidos se llevó a cabo la última corrida de abono de la Feria del Señor de los Milagros. Corrida de los Hermanos García Jiménez, mal presentada, joven y anovillada. De seis toros solo cuatro fueron aprobados en el
reconocimiento. Vistos en el ruedo solo uno debió ser aceptado, el sexto. El segundo fue devuelto a los corrales por su falta de trapío. Los remiendos de La Venta del Puerto, bien presentado el quinto, y el primero por debajo de lo que debe ser un toro para Acho.
José María Manzanares: Oreja y saludo.
Andrés Roca Rey: Dos orejas y oreja.
Rafael Serna: Silencio y oreja.
Detalles:
Al término de la corrida el Jurado Taurino falló el escapulario de oro del Señor de los Milagros a favor de Andrés Roca Rey y declaró desierto el de plata.
______________________________
La Casa Matilla trajo a Lima una corrida mal presentada, joven y anovillada. De seis toros solo cuatro fueron aprobados en el reconocimiento. Vistos en el ruedo solo uno debió ser aceptado, el sexto. El segundo fue devuelto a los corrales por su falta de trapío. Los remiendos de La Venta del Puerto, bien presentado el quinto, y el primero por debajo de lo que debe ser un toro para Acho. En suma corrida floja, mansa y falta de casta.

Salvo la oreja cortada por Rafael Serna, que fue meritoria, las demás fueron excesivo premio al quehacer de los toreros. Baratas la de Manzanares al segundo y las tres de Roca Rey. Vuelta al ruedo al primero de ellos y oreja para el peruano en el tercero hubiera sido justo premio. Otra tarde que el Sr. Loayza peca de dadivoso y se muestra desatinado para ordenar tocar la música.
Confirmó alternativa Rafael Serna con un toro de La Ventana del Puerto. Torero sevillano de finas maneras y voluntarioso que en el papel era un convidado de piedra, pero que sin embargo dejó un buen sabor. Recibió por graciosas chicuelinas al toro de la confirmación y lo toreó despacio con la muleta. El toro con la casta al límite tuvo fijeza y clase en su embestida por el derecho, pero su falta de trasmisión hizo que la faena no coja vuelo.
Su segundo de Hermanos García Jiménez fue a más. Sin trasmisión y sin clase en un inicio Serna le tocó las teclas, y a base de querer y poder le sacó pases impensados construyendo una faena importante. Lo mató de una buena estocada que le sirvió para pasear una meritoria oreja.
José María Manzanares sorteó dos de la casa que lo apodera, segundo con el hierro de Peña de Francia y cuarto con el hierro de Hermanos García Jiménez. Los dos peor presentados de la corrida. El segundo fue devuelto por su nulo trapío. Feo de tipo, gacho y anovillado. Bronca del respetable y a solicitud de su matador, el del palco, sacó el pañuelo verde. El sobrero fue de El Olivar, con nos más presencia que el titular también escuchó pitos. El astado embiste con alegría y mostró recorrido que aprovechó el alicantino para acompañar las embestidas del manso que hizo amagos de rajarse. Media estocada en la suerte de recibir y oreja que no suma.
Tan impresentable como su primero fue su segundo que sorpresivamente no fue protestado. Faena intrascendente e insulsa, es que si no hay toro no hay nada.
Andrés Roca Rey es figura y nadie le ha regalado nada. No lo necesita y menos en su plaza. Sus dos faenas fueron efectistas y tirando de recursos festivaleros para agradar a un público entregado a él de manera desmedida.
El que hizo tercero fue un toro armónico, bien hecho, pero terciado. La actitud a Roca Rey no se le discute. A este lo recibió a porta gayola y las verónicas fueron acompasadas y llevando toreado al toro que salió con el hierro de Peña de Francia. Las gaoneras del quite y el inicio de rodillas con la muleta fue lo mejor de la faena. Hasta aquí hubo toreo, lo que siguió fue un recital de pases destemplados. A toro parado, arrimón, y el que terminó embistiendo sobre el animal fue el torero. Estocada honda y trasera, y los dos pañuelos del juez cayendo a la vez.
El quinto de La Venta del Puerto fue el mejor presentado, acapachado de cuerna, ensillado y montado por delante, pero la casta se quedó en España. Sin ningún criterio el juez ordenó tocar a la banda. Por el derecho no va el toro, su pitón es el izquierdo donde humilla. Andrés hace uso del recurso de la marinera para una faena que no era de música. Esta no fue limpia y terminó toreando entre los pitones. Otra vez el que embistió fue Roca Rey y a quien toreó fue al tendido. Pinchazo y entera de efecto fulminante para cortar una oreja patriotera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario